A largo del siguiente artículo se va a tratar la creación, historia, características y autores más destacados que existieron del grabado japonés ukiyo-e, uno de los estilos pictóricos más llamativos e interesantes del mundo nipón.
Se piensa que fueron los habitantes chinos quienes empezaron a desarrollar la idea de realizar dibujos xilográficos a partir de impresiones que se tallaban sobre piedra o metal. Como muchas de las cosas existentes en Japón, está idea se trasladó desde China hasta aquí, asentándose ya a principios del siglo XIV, de estilo básico y lineal que fue volviéndose más complejo según iban avanzando los siglos.
En Japón, las estampas xilográficas más conocidas son las denominadas ukiyo-e, cuyo nombre se ha traducido al español como “pinturas del mundo flotante”, haciendo alusión a su idea de ser imágenes relacionadas con un mundo efímero e ilusorio.
Tuvieron su mayor apogeo durante el periodo Edo (1606-1868), una etapa que se caracteriza porque el país sufrió un aislamiento del exterior debido al cierre de sus fronteras. Es también en esta época cuando aparecieron los grabadores más importantes de este estilo que iremos mencionando brevemente a lo largo del artículo.
Será en este mundo de carácter fugaz y centrado en el placer de las ciudades más importantes de Japón donde surgirá el nuevo grupo social formado por comerciantes, artesanos y productores de todo tipo que centraban su vida social y de ocio en visitar teatros y sobre todo esos barrios de placer, una nueva cultura popular en la cual se basaron los artistas ukiyo-e para mostrar el día a día de estas gentes, realizando así unas estampas con una amplia variedad de temáticas: temas eróticos (los denominados shunga-e tan chocantes que llegaron incluso a estar prohibidos por ser tan explícitos), la representación de actores de teatro kabuki y noh, cortesanas, luchadores de sumo, paisajes, escenas bélicas, literarias, históricas, otras de carácter floral, etc. Estos grabados fueron descubiertos en occidente (Europa y América) cuando Japón fue obligada a abrir sus fronteras, allá por el año 1868.
A partir de este momento, existió un fenómeno conocido como japonismo debido a la gran influencia que provocó el mundo nipón en las artes occidentales, sobre todo en el ultimo tercio del siglo XIX y primer cuarto del siglo XX. Fueron conocidos de manera un tanto casual, debido a que se utilizaban para envolver los paquetes llegados de Japón a París, el foco artístico principal por aquel momento. Fue chocante debido a que su descubrimiento causó una verdadera fascinación e interés entre los intelectuales, coleccionistas y artistas de la época, al contrario que en su país, donde ya era algo banal y sin trascendencia.
Entre los artistas que se vieron influidos por este tipo de estampa tenemos a Édouard Mane, Henri de Toulouse Lautrec, Edgar Degas, Mary Cassatt, Pierre-Auguste Renoir, Claude Monet, Vincent Van Gogh, Paul Gauguin, Gustav Klimt o James McNeill Whistler. Toda está amplia nomina de pintores no solo adquirieron algunos elementos típicos del ukiyo-e, como temáticas, personajes, etc., sino que también muchos de ellos copiaron las características y materiales de como se realizaba este tipo de grabado.
Los orígenes del grabado Ukiyo-e
Volviendo a su desarrollo en Japón, durante el periodo Edo, el ukiyo-e adquirió tanto nivel de popularidad que el número de artistas y talleres existentes era muy elevado. Aunque como era algo de uso casi diario, costaba poco dinero, por lo que pocos artistas podían ganarse la vida con ello explícitamente. En dichos talleres, los grandes maestros eran quienes diseñaban los dibujos originales para posteriormente realizar numerosas tiradas.
El primero de los artistas que se debe destacar en todo este mundo es Hishikawa Moronobu, quien se considera tradicionalmente como el iniciador de la escuela de grabado ukiyo-e (al menos del que se tiene constancia).
Moronobu vivió hasta el año 1694, por lo que tuvo una amplia trayectoria artística que comenzó desde bien joven, cuando se mudó a la capital, Edo, a aprender el estilo artístico de las escuelas Tosa y Kanô. A partir de ese momento fue cuando empezó a realizar los grabados y pinturas en madera, realizando más de 100 ilustraciones.
El estilo de Moronobu se podría considerar todavía muy simple en comparación a que lo fue dos siglos después el ukiyo-e, aunque muy destacable por su cotidianeidad y delicadeza con respecto a las formas, ya realizando temáticas muy comunes en el mundo “flotante” como las eróticas, literarias o la representación de cortesanas. Por lo tanto, hay que mencionar que su estilo era de carácter lineal, de trazo suelto y vigoroso, destacando sobre todo el blanco y el negro en sus grabados.
Tras el fallecimiento de Moronobu, el ukiyo-e fue evolucionando a imitación de estas primeras estampas realizadas en blanco y negro hasta la estampación en color. Pero todavía en estos inicios del ukiyo-e destacaron otros artistas como Torii Kiyonobu (1664-1729), uno de los más conocidos por representar los retratos de actores de teatro kabuki, Nishikawa Sukenobu (1671-1751), que destacaba por sus bellas representaciones femeninas, sobre todo de carácter elegante y distinguido u Okamura Masanobu (1686-1764), pionero de la estampación a color llamada benizuri-e.
El desarrollo de la estampación ukiyo-e a color se vio altamente impulsado ya en el siglo XVIII por el artista Suzuki Haronobu (1724-1770). Es considerado como el creador de la técnica del nishiki-e, la cual se crea grabando un taco de madera distinto para cada color que se vaya a incluir en la estampa, por lo que se puede ver que el proceso empezaba a ser más complejo y versátil. Volviendo a Haronobu hay que mencionar que estudió pintura en Kioto con el artista Nishikawa Sukenobu, trasladándose posteriormente a la capital a partir del año 1760. Destaca de él su preferencia por los temas paisajísticos y sus escenas eróticas, muy típicas ya en el mundo del ukiyo-e.
Tôshûsai Sharaku: el artista de los cientos de apodos
Un caso peculiar es el del artista Tôshûsai Sharaku, del cual solo se sabe que estuvo activo durante los años 1794 y 1795, ya que solo se han encontrado obras de él fechadas en esos años. Este grabador es un enigma debido a que incluso se desconoce su autentico nombre, ni que decir su fecha de nacimiento o de muerte, solo se sabe de su vida que estuvo presente en Edo esos dos años que se acaban de mencionar. Aún así es considerado por muchos expertos en arte japonés como uno de los mejores maestros del ukiyo-e debido a su originalidad e innovación.
Existen teorías de todo tipo que comentan si en realidad Sharaku era un actor (debido a su amplio conocimiento y relación con el mundo del teatro), también se dice que si no era una sola persona y si un personaje creado por un grupo de artistas o incluso se comenta que Sharaku en realidad es el artista Katsushika Hokusai, debido a que “desapareció” entre los años 1792 y 1796, porque firmó a lo largo de su carrera con cientos de apodos distintos.
En total se conocen de Sharaku unas 144 obras, donde la temática principal que desarrolló fue la del género de actores de teatro kabuki. Se ve un estilo que destaca por los retratos de una o dos figuras representadas sobre todo de medio cuerpo, donde el personaje destaca por su expresión y el carácter psicológico que Sharaku sabía darle. Incluso se muestra un aire burlón y caricaturesco en sus representaciones.
Los 3 grandes maestros del Ukiyo-e
Kitagawa Utamaro
Para terminar con este artículo hay que hablar de los 3 grandes maestros del ukiyo-e que desarrollaron su carrera artística en el momento culmen de este tipo de estampa (segunda mitad del siglo XVIII y siglo XIX). El primero de ellos sería Kitagawa Utamaro (1753-1806). Se sabe más de su extensa trayectoria artística que de los detalles de su vida, los cuales son muy escasos, como por ejemplo donde nacio o el día exacto en el que vino al mundo, aunque si se conoce que su nombre real era el de Kitagawa Ichitaro. Lo que si se sabe es que aprendió del pintor Toriyama Sekien cuando era bien niño hasta el año 1788, cuando esté murió.
Las primeras obras de Utamaro fue las representaciones de actores y guerreros, pero también de grabados de mujeres, temático donde se dice que es el maestro de maestros. Importante fue la relación de amistad que tuvo con el conocido impreso Tsutaya Juzaburo, con quien convivió durante casi cinco años y quien firmó también sus obras hasta su muerte en el año 1797. Fue una perdida muy importante e irreparable para Utamaro, ya que perdía a su amigo y protector. A partir de este momento no volvió a ser el mismo hasta su muerte 10 años después, en 1806.
Hablar del estilo de Utamaro es hablar de la elegancia y delicadeza de sus obras, sobre todo por el tratamiento y la expresión con la que muestra a sus personajes. Es especial el encanto que dio al mundo femenino de las cortesanas y mujeres de los barrios de placer de Edo, incluyendo el maravilloso trabajo que incluía en el tratamiento de los ropajes de sus personajes. No solo mostró a la mujer con un carácter erótico, sino que mostró también a la mujer como madre, por eso es uno de los artistas de mas nivel dentro del mundo ukiyo-e.
Ahora habría que mencionar a los dos artistas que llevaron la temática de paisaje a su momento de más éxito, como son los maestros Katsushika Hokusai y Utagawa Hiroshige. Hasta el siglo XIX, el tema del paisaje había estado muy limitado y no era la temática principal, pero a partir de la aparición de estos dos grabadores, se revitalizó este tipo de pintura.
Katsushika Hokusai
Katsushika Hokusai (1760-1849), fue el artista ukiyo-e con la obra más inmensa y variada. Nació el 31 de octubre en el distrito de Honjô, al este de la capital. Adoptado por un prestigioso artesano de Edo, Nakajima Ise, con el que trabajó como aprendiz de niño. Ya a partir de los 15 años empezó a trabajar también como aprendiz en un taller de grabación de estampas, ya que era su verdadera vocación. Su principal maestro ukiyo-e fue el artista Katsukawa Shunshô.
A la edad de 30 años sucedieron varias cosas que marcaron su vida artística para siempre, la muerte de su maestro y de su esposa en el año 1793, quedándose con tres hijos a su cargo. Estuvo unos años desaparecido (ya que no se conocen datos de lo que ocurrió con el hasta el año 1797, cuando se volvió a casar y empezó a firmar sus obras con el nombre de “Hokusai”.
Su amplia trayectoria hizo que realizase todo tipo de obras: tarjetas surimono, libros ilustrados o de bocetos, pinturas a mano, etc., al igual que pasa con las temáticas. Él se centró en la representación de paisajes, donde destaca por encima de todo la serie que hizo de “Treinta y seis vistas del Monte Fuji”, donde está su famosa obra “La gran ola de Kanagawa”, del año 1833, y los cuales copan la mayoría de sus grabados, destacando también otras representaciones como las figuras de mujeres, samuráis, temas tradicionales o su famoso “Hokusai Manga”.
Esta obra necesita mención aparte por su complejidad, ya que es una colección de 15 volúmenes y casi 4000 dibujos de todo tipo que ocuparon gran parte de su vida. Son escenas referentes a paisajes (flora y fauna) y a cosas de la vida cotidiana. El primero de ellos fue publicado en el año 1814, y ha de mencionar que son considerados como un “precedente” de los mangas actuales por la forma de trabajar con la que se realizó.
El talento y su gusto por la pintura hicieron que trabajará hasta unos días antes de su muerte, a pesar de sus problemas de salud cuando ya era anciano. Su carácter y su vida estuvieron centrados por los grandes cambios que tuvo, ya que por ejemplo vivió en casi un centenar de sitios distintos y utilizó un sinfín de seudónimos distintos.
Utagawa Hiroshige
Por último, Utagawa Hiroshige (1791-1858) es el otro gran artista del ukiyo-e en cuanto a temática de paisaje se refiere. En este caso empezó a aprender desde bien joven con el maestro Utagawa Toyohiro. En sus inicios era retratista, pero acabo siendo un gran paisajista. De él se pueden destacar varias series como por ejemplo “Vistas famosas de Edo” o “Cincuenta y tres etapas de la ruta de Tokaido.
En ellos aparecen los mismos elementos que vemos también en el paisaje de Hokusai (y que son los característicos en el imaginario japones que se conoció y que tanto gustó posteriormente en Occidente) como son el Monte Fuji, las escenas cotidianas de los barrios de placer de las grandes ciudades o el elemento del agua tan importante también para la sociedad japonesa del momento (como son lagos, cascadas, ríos, etc.). Sus obras enmarcan un estilo muy parecido al del otro gran maestro, centrado en la suavidad, el lirismo y el gran detallismo de sus escenas.
Su vida artística se puede centrar en 3 fases diferentes: La primera haría alusión a su etapa de estudiante, entre 1811 y 1830, en el momento en el que Hiroshige se centró en seguir las cosas que se hacían en la época (no se salía de lo convencional que hubiesen hecho anteriormente otros grabadores ukiyo-e); la segunda, a partir de 1830, la que se podría considerar como su etapa culmen, debido a que es en estos años cuando consigue llevar a la temática de paisaje hasta su cenit, debido a su belleza y virtuosismo. La tercera y última, a partir del año 1844 hasta su muerte, donde alcanzó un alto de popularidad mucho más alto debido a los numerosos encargos que recibía, lo que provocó también que muchos discípulos quisieran aprender de su obra.
Del otoño del ukiyo-e llega la primavera del impresionismo
A partir de la segunda mitad del siglo XIX fue cuando el ukiyo-e poco a poco fue perdiendo importancia en Japón, siendo irónicamente al contrario en Europa, cuando a partir de la década de 1870 se descubrió en occidente el arte japonés.
Las estampas fueron estudiadas, copiadas y coleccionadas por los grandes artistas del momento, sintiéndose fascinados por la originalidad de este estilo pictórico del cual se fue incorporando poco a poco estas influencias. Hecho también a destacar es que cuando Japón abrió sus fronteras al exterior, a partir de 1868, se entró en el periodo Meiji, se produjo un cambio radical en el país que propició la desaparición de la cultura urbana en la que se había movido el ukiyo-e, y por ende esté entro en decadencia lentamente hasta el periodo de entreguerras, bien entrado ya el siglo XX.
Bibliografía
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