“¡Santiago y cierra España!” He aquí la frase con la que batallaban férreamente los ejércitos cristianos en la llamada Reconquista. Pero, ¿Cómo llegamos hasta aquí? ¿Cuál es la relevancia del Apóstol Santiago a nivel histórico y artístico en la Edad Media? Conozcamos la vida e importancia del Apóstol que dio nombre al Camino de Santiago.
La importancia del Apóstol Santiago
Para poder entender qué significado tienen las peregrinaciones medievales a Santiago de Compostela, debemos primero comprender la gran labor evangelizadora que habría llevado a cabo el Apóstol Santiago en tierras de la Hispania romana.
Tras la muerte de Cristo, Santiago (también llamado Jaime el Mayor, o Jacobo -en latín, Iacobus-) siguió evangelizando en Jerusalén, pero posteriormente viajaría desde Palestina hacia alguna zona portuaria de Andalucía. De Sur a Norte, y luego de Oeste a Este, iría predicando el cristianismo por la Península Ibérica. Más su sino le llevaría a que a su vuelta a Palestina fuese decapitado en época de Herodes Agripa. Solo sus dos discípulos, Teodosio y Anastasio, recogerían sus restos para llevarlos a un lugar idóneo donde darle sepultura. Aquí comenzaría la leyenda del santo.
La tradición prosigue con el viaje del cuerpo de Santiago, que es transportado en carro hasta el bosque de Libredón, lugar en que los bueyes se negaron a continuar. Este hecho debió ser tomado como una señal divina y fue elegido como lugar de enterramiento. Ya en época de Alfonso II el Casto, se descubre el sepulcro de gracias a un ermitaño de nombre Pelayo que dice observar luces en el bosque de Libredón, mandan una expedición y resulta que aparece el sepulcro con 3 cuerpos: el de Santiago y sus discípulos (Teodoro y Anastasio). Para los más curiosos, este hecho se documenta en la Concordia de Antealtares de 1077.
El obispo Teodomiro, que había sido quien había avisado del hallazgo a Alfonso II, al visitar la corte ovetense no puede sino incitar la curiosidad del monarca para visitar el paradero del sepulcro del apóstol. Entonces, el monarca organiza un viaje acompañado de sus nobles más allegados hacia el conocido como “Campo de Estrellas” (Compostela), mandando a su llegada la construcción de una pequeña iglesia de estilo asturiano, que ha sido confirmado por excavaciones arqueológicas. Entonces, Teodomiro traslada hasta Compostela la sede episcopal hasta el momento de su muerte en el año 847. También conocemos este hecho porque la arqueología halló su lauda sepulcral.
Desde este momento, queda establecida la tumba oficial del apóstol y con este hecho comienza una tradición para el cristianismo con el apóstol Santiago como figura mística para la cristiandad de la Península Ibérica. Podríamos decir, en cierto sentido, que este hallazgo supuso un impulso para los reinos cristianos.
Pero eso no es todo. De hecho se cuenta que, hasta incluso, el propio apóstol Santiago hizo acto de presencia, a caballo entre la leyenda y la realidad, en la batalla de Clavijo. Este hecho no debería sorprendernos si atendemos a que en otras ocasiones sucedieron actos similares durante la Reconquista. Aun así, será en este momento, tras la batalla de Clavijo que se popularizaría el grito de guerra: “¡Santiago y cierra España!”.
Contexto del Camino de Santiago. Las peregrinaciones europeas en tiempos del románico
La orden de Cluny (nada que ver con el actor hollywoodiense George Cluny, que sé que algún alumno despistado se lo ha preguntado) nace en el año 910 como una reforma de la orden benedictina con sede en la abadía de Cluny, que acabará sentando las bases del románico.
La orden de Cluny no fue la única orden monástica de estos siglos, aunque sí la que alcanzó una mayor difusión, lo que explica el peso que tuvo dentro del universo del románico. Es necesario considerar que, tan solo bajo el mandato de San Hugo, existían doscientos monasterios y cerca de doscientos prioratos diseminados por Francia, Inglaterra, Alemania oriental y España. La orden de Cluny representaba una fuerza considerable: era la más extensa de Occidente y su abad el segundo jefe de la cristiandad, después del Papa.
Nos encontramos, además, ante un contexto finisecular que daba fin también al primer milenio de la era cristiana. Existía entre el pueblo más creyente un cierto temor por el Fin de los Tiempos, en el que Cristo regresaría, en lo que se conoce como parousia (“la segunda venida de Cristo a la Tierra”), para juzgar juzgar a los vivos y muertos.
Entonces, la población medieval aceptó la Iglesia y sus sacramentos como un medio para obtener la salvación, un mensaje que aparecerá representado en las imágenes de las iglesias románicas. A lo que también se le sumó un fenómeno cultural en el que la gente se refugió en el culto a las reliquias.
Los fieles creían que la proximidad a los restos de un santo garantizaba la salvación y, por ello, peregrinaban a Roma, Santiago de Compostela y Tierra Santa. A través de las rutas de peregrinación, Europa reanimó las comunicaciones y los artistas románicos, que unían a la devoción el ejercicio de su oficio, intercambiaron ideas y conocimientos cada vez mayores de las formas constructivas y su arte, a final de cuentas.
Pues bien, cuando la orden de Cluny descubre el prestigio de Compostela empieza a promover las peregrinaciones hacia Santiago. Tampoco debemos de olvidar que detrás de estas rutas se encontraba un componente económico del que la orden de Cluny se beneficiaba de las “generosas donaciones” que los reyes cristianos hacían a sus monasterios.
Lo que en un primer momento parecía un tránsito normal de fieles se populariza hasta tal extremo que los reyes deben de facilitar infraestructuras para facilitar la afluencia de peregrinos. Es entonces cuando se construyen puentes y hospitales en los enclaves más oportunos y se establece una ruta marcada con sus principales estaciones en la peregrinación a Compostela. Nace así el llamado Camino Francés.
Características de las Iglesias de Peregrinación
A lo largo y ancho del Camino de Santiago, a modo de punto de ruta y de cobijo espiritual, se construyen varias iglesias que se conocen con el nombre de Iglesias de peregrinación debido al propósito que guardaban.
Este tipo de iglesias debían congregar grandes multitudes y permitir el desarrollo de procesiones que no interfiriesen la celebración del oficio religioso. Estas necesidades se tradujeron en unos planteamientos constructivos concretos:
- Planta de tres o cinco naves, con un transepto de estructura similar al cuerpo longitudinal y cuyos brazos terminan en fachadas con portadas monumentales.
- Los brazos del transepto tienen capillas absidiales dedicadas a cultos particulares.
- Se generaliza la Tribuna (galería situada sobre las naves laterales), que facilita el uso polivalente del recinto.
- La cabecera se organiza a partir de un deambulatorio con capillas radiales. Este espacio profundo se denomina “coro de peregrinación”.
Una vez que ya hemos fijado un modelo, a veces más deseable que ajustable al 100% a una realidad general, podemos empezar a conocer casos concretos de algunas de las Iglesias de peregrinación más conocidas.
El Camino de Santiago a través de sus iglesias
La primera parada, si empezamos desde Francia, podríamos encontrarla en la Iglesia abacial de Santa Fe de Conques (1050), considerada como el punto de partida de las iglesias de peregrinación, vivió su apogeo gracias a las reliquias de la Santa Fe. En el exterior, la cabecera revela la excelente articulación de los volúmenes a diferente altura: las capillas dan lugar al ábside y el ábside al cimborrio octogonal del crucero.
A lo largo del Camino de Santiago, o mejor dicho, los caminos, se fueron construyendo obras como la Catedral de San Pedro de Jaca, al norte de Aragón, con influencia mudéjar. En Pamplona, la capital navarra, es importante la Catedral de Santa María la Real, aunque ahora presenta un estilo gótico y neoclásico en la fachada. Y también en esta región tendríamos el Monasterio de San Salvador de Leyre, donde se enterraron a los primeros reyes de Navarra, y la Iglesia de Santa María de Eunate, que era una antigua ermita templaria que presenta una planta octogonal y una galería porticada de 33 arcos y con capiteles decorados.
En León está la Basílica de San Isidoro, que fue un monje sevillano visigodo que creó un compendio enciclopédico para reunir todos los conocimientos de la humanidad. La Colegiata de San Isidoro de León (finales del siglo XI) se construyó con tres naves, crucero saliente y cabecera de tres ábsides que perdió el central a finales de la Edad Media para convertirlo en gótico. Esto podría deberse a los peregrinos pero también a que estaba encomendado como Panteón de los Reyes.
Posteriormente se mandó edificar el famoso y soberbio Panteón de los Reyes, monumento sepulcral que actualmente es lo más antiguo que se conserva. En sus bóvedas se pintó en el siglo XII un repertorio de primer orden en el románico europeo por lo que se la denomina la «Capilla Sixtina» del románico castellano.
En Palencia, encontramos la Iglesia de San Martín de Tours, o de Frómista. San Martín de Frómista (1066) comprende tres naves prolongadas por tres ábsides escalonados. En el exterior destacan las dos torres circulares, de sobriedad extrema, que flanquean la fachada occidental. La decoración arquitectónica recoge las arquivoltas en las portadas y, en el exterior de los ábsides el taqueado característico de Jaca y las columnas tangentes de refuerzo.
Es uno de los ejemplos más antiguos que siguen el modelo de la catedral de Jaca. Su planta, de transepto no sobresaliente, se organiza en tres naves de cinco tramos que culminan en tres ábsides semicirculares escalonados. Sobre el crucero se eleva un cimborrio octogonal que, en el interior, muestra una cúpula sobre trompas.
Pero, sin lugar a dudas, el culmen de la arquitectura románica española es la Catedral de Santiago de Compostela. Su construcción fue iniciada en el año 1075 por Bernardo el Viejo y no se terminó hasta el año 1128. Aunque eso sí, luego fue reformada parcialmente en estilo gótico y barroco. Presenta una planta de cruz latina con 3 naves tanto en las longitudinales como en el transepto, y que se juntan en un enorme crucero. La altura de la nave central era de 22 metros, y tiene una bóveda de cañón con arcos fajones, mientras que las naves laterales tienen bóvedas de aristas. Finalmente, destaca una gran girola con 5 absidiolos.
Influenciadas por esta se construyeron catedrales como la de Zamora, con una cúpula románica gallonada; la Iglesia de San Esteban de Segovia, y también la Catedral Vieja de Salamanca, que está mezclada ya con estilo gótico. Igual que la Iglesia de Santo Domingo de Soria, que muestra ya un rosetón en la fachada.
Conclusión
Si algo espero que podamos sacar en claro de la lectura de este artículo es la importancia del Apóstol Santiago en el imaginario medieval peninsular, los procesos que llevaron a toda la cristiandad europea a lanzarse a viajar en peregrinación a los lugares santos y, por ende, a aferrarse a las reliquias de santos.
Pero, también es importante que entendamos cuales son las catedrales, basílicas e iglesias más destacadas que podemos encontrar en el Camino de Santiago, todo ello dentro de su debido contexto, atendiendo a las necesidades no solo religiosas sino políticas y económicas. Nunca olvidemos que el Camino de Santiago, además de hacerse por creencias propias, pone de manifiesto la importancia de las inversiones económicas en reivindicaciones de carácter social y político.
Bibliografía
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