La Historia es una disciplina académica con un rigor científico basado en el estudio, análisis e interpretación de las fuentes históricas primarias y secundarias, que se conoce a sí misma, y se cuestiona constantemente.
Sin embargo, tenemos siempre en cuenta que no hablamos de verdades absolutas. Los historiadores intentamos ser objetivos a la hora de enfrentarnos a la problemática del pasado, a través de una pequeña ventana conformada por las fuentes que tenemos. Pero, somos seres humanos y, como tal, tenemos una manera muy concreta de ver el mundo. Todo ello, basado en nuestras propias vivencias y las inquietudes del momento que vivimos. Somos hijos de una época y nos comportamos como tal.
¿Qué tiene que ver esto con el tema a tratar? Mucho, la verdad. Tenemos que comprender el momento histórico en el que nos vamos a mover. Es el siglo XIX, las identidades nacionales se están terminando de forjar. Entonces, comienza, dentro de cada territorio, a fraguarse la idea de superioridad moral y racial. Quiero decir, algunos intelectuales piensan que, por pertenecer a un Estado, son mejores y su estirpe conforma una raza aparte mejor que las otras. De aquí, surgirán las publicaciones de obras cuyo objetivo será poner el aspecto racial como base de cualquier contexto. En este caso, el sujeto será Roma y su caída.
¿Quiénes destacan la teoría sobre el racismo?
Zacarías de Malcorra, en su obra Del comercio de los romanos, nos comenta que, a partir del principado de Augusto, en Roma se pierde la «virtus» y «libertas» que junto con la austeridad de la República caracterizaban los valores patricios, lo que desembocó en una vida muelle de las clases altas provocando un desequilibrio en las finanzas romanas e iniciando la decadencia de Roma.
Cuando hablamos de las clases altas de la sociedad romana, nuestra mente viaja al Senado romano, con 2 partidos (optimates y populares); ambos formados por la «nobilitas» patricio-plebeya.
De hecho, un análisis muy interesante de la obra Élites coloniales de Ronald Syme nos habla de la trascendencia de las conductas políticas romanas, poniendo como base comparativa Estados Unidos en el siglo XIX y la conquista de la Hispania romana. De hecho, hoy en día, se sigue viendo la misma estructura: urbanita e industrial del Norte; Sud más austero y enfocado al sector primario. Lo más gracioso puede que sea cuando compara a los optimates con el partido republicano y a los populares con el partido demócrata. Como mínimo, da que pensar.
Ahora ya, nos adentraremos en dos autores que entraron más en profundidad con la interpretación racial: Tenney Frank y Mikhail Ivanovich Rostovtzeff (dejémoslo en Rostovtzeff).
Tenney Frank (1876-1939) fue un historiador de la Antigüedad y un estudioso del mundo clásico, que nos dejó teorías tan «maravillosas» como la que vamos a comentar. En su obra «Race Mixture in the Roman Empire», explica que la causa de la caída del Imperio romano es que la clase patricia no tenía muchos hijos (esto me recuerda a una escena de Yo, Claudio). Entonces, los plebeyos, esclavos y sometidos por el imperio acabaron desplazando a los patricios en los altos cargos. Esto provocaba un terror a perder el poder.
Mikhail Rostovtzeff (1870-1952), historiador ruso (formó parte de los Kadetes y ser muy amigo de Enrico Fermi), dedicó su vida al estudio del mundo clásico. Tiene dos obras a sus espaldas que son The Social and Economic History of the Roman Empire (Historia social y económica del Imperio Romano) (1926) y Social and Economic History of the Hellenistic World (Historia social y económica del mundo helenístico) (1941). Pero, centrémonos en Roma:
Para Rostovtzeff, la grandeza del Imperio romano abarca desde Octavio Augusto hasta Marco Aurelio porque, en este período, domina una burguesía ilustrada de las ciudades que se dedica al evergetismo (filantropía constructiva). Una prueba de la crisis del Imperio sería la sustitución del evergetismo pagano por la caridad cristiana.
Otro aspecto por el cual remarca esa crisis racial estaría en el ejército romano. El ejército que protegía Roma era profesional desde época de Mario (tío de César) y con Augusto se convierte en profesional y permanente. Por ello, al ejército van los campesinos sin tierras llenos de odio hacia esta «burguesía de las ciudades» porque Augusto comenzó a introducir a soldados extranjeros que a los 20 años en el ejército se licenciaban y eran ciudadanos con tierras.
En un principio, con los Julio-Claudios, el ejército era romano pero a los ciudadanos cada vez les gusta menos la vida militar. Ya con la crisis del siglo III d.C., esa «burguesía de las ciudades» ponía y quitaba emperadores (que normalmente eran generales extranjeros), que arruinan la civilización clásica grecorromana.
Conclusiones
Me imagino que a muchos os habrá sorprendido el tema. No es una tesis que comparta, al menos no como única causa (y ni así, quizás), pero sirve como herramienta histórica para comprender que enfocar nuestra perspectiva sobre el pasado puede llevar a este tipo de teorías.
Sin embargo, últimamente vemos cómo algunos movimientos reaccionarios se dedican a «re-descubrir» el pasado. ¿Es ignorancia? ¿Es incultura? Quizás sea una o no sea ninguna. El problema es que no se comprende el pasado en su contexto. También, se infantiliza bastante al público general, como en el caso de «Lo que el viento se llevó» en HBO. De todos modos, seguramente, comprendiendo la Historia, muchos de estos problemas se solucionarían. Aunque, claro, si la gente decide que quiere retirar ciertas figuras de las calles porque no se ajustan a los valores actuales, están en su derecho.
Fdd. Remus Okami
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