Las rutas vikingas

Si os digo la palabra «vikingo», es muy probable que penséis en un pueblo aguerrido, dedicados al saqueo y la guerra. Feroces guerreros paganos que asolaron toda Europa, la cual arrasaron a sangre y fuego. Sin embargo, nada se habla de las rutas vikingas.

«De furore normannorum, libera nos, Domine» decía un rezo muy extendido por la Europa que sufría los saqueos vikingos.

Y en parte ésto se ajusta a la realidad…

Pero solo eso, en parte. Suele ocurrir que cuando abordamos a un pueblo del pasado desde la perspectiva más extendida, no sorprende que sea una visión estereotipada.

En el caso de los vikingos, se les suele ver como la culminación de ciertos ideales y comportamientos que tradicionalmente asociamos a la masculinidad, como también pasa con los espartanos.

Agresividad, rasgos masculinos muy marcados, y conceptos que solemos meter en nuestra caja de estereotipos llamada «cosas de machos». Rezaban a Odín, tenían rituales sangrientos, usaban muchas hachas, un paraíso al que sólo se puede acceder a través de la muerte en batalla, y un largo etcétera.

Siglos de tergiversación por parte de las fuentes cristianas, y la posterior distorsión romanticista que se hizo de ellos durante el siglo XIX, han hecho que en la actualidad tengamos, en el común, una idea sesgada de lo que suponía ser una persona de ese periodo, ajustándose más a lo que nosotros creemos que a la realidad.

Por suerte, en tiempos actuales tenemos acceso a un montón de información qie permiten un acercamiento más adecuado al estudio de la Escandinavia de la época vikinga.

Busco con este artículo intentar realizar ciertos matices sobre la cuestión víkinga, y algo que sirva para instar a vosotros, nuestros queridos lectores, una genuina curiosidad por una cultura tan apasionante como es la Escandinavia de la era víkinga, mucho más allá del estereotipo que solemos atribuirle a estos pueblos del pasado.

Además, también tenemos objetivo de la importancia que tuvieron las actividades de estos pueblos para la apertura de nuevas rutas comerciales que acabarían beneficiando en el futuro a Europa.

En un sólo artículo no dará tiempo a abarcarlo todo, así que hoy nos centraremos más en su influencia comercial y económica, dejando para futuros vídeos cuestiones como la religión precristiana o la guerra (bien entendida y lejos de los estereotipos asignados al periodo).

Breve aclaración

Los hechos que vamos a analizar ocurren en la «Era Vikinga», iniciada según los historiadores por el saqueo de Lindisfarne (793), y finalizada en el año 1066 por la Batalla de Stamford Bridge. Sin embargo, está ganando fuerza la tendencia de situar el final de la era vikinga con la cristianización y el establecimiento de la autoridad real en los países escandinavos.

Para más información sobre la cronología de la era vikinga y sus fechas más importantes, recomendamos este interesante artículo de The Valkyries Vigil, un blog dedicado exclusivamente a la divulgación de la historia y la cultura de Escandinavia.

Antes de empezar, debemos realizar la debida corrección a lo referente con la cuestión vikinga. Hablar de pueblos vikingos es INCORRECTO. No existen los pueblos vikingos.

Si hacemos el debido estudio filológico, podemos descubrir que la palabra Vikingo proviene del nórdico antiguo Vikingr, que si lo traducimos nos da por resultado «viajero», «marinero» o «pirata». También es importante señalar que fueron una minoría dentro de su comunidad.

De hecho, Frands Herschen de la Universidad de Uppsala (Desperta Ferro, nº 26), deja bien claro que, si nos basamos en los que nos dicen las crónicas, uno de los principales usos de la palabra vikingo es despectivo, o como mucho haciendo referencia a la vida y habilidades propias de un filibustero y corsario.

Se empieza a definir a estos pueblos como «vikingos»a partir del siglo XIX, dentro del movimiento conocido como Renacimiento Vikingo. Y desde una época romantizada y sesgada.

Por tanto, no es correcto.

Si queremos hablar con propiedad de la cultura y la civilización de la que surgieron los vikingos, debemos utilizar los términos nórdico o escandinavo (siendo válido también normando), en referencia a los daneses, noruegos y suecos que protagonizaron la era vikinga.

Las causas de la expansión escandinava

Pero… ¿Qué fue lo que hizo a estas personas hacerse a la mar y participar en las incursiones vikingas?

Si atendemos a la evolución arqueológica de entre los siglos IV y VI, podemos ver una tendencia a la reubicación de muchos centros agrícolas y enclaves de poblamiento, o bien muchos poblados eran directamente abandonados.

Se puede vincular, según dice Frands Herschen en su artículo sobre las causas de la expansión vikinga (Desperta Ferro, noº 26), a un estancamiento demográfico unido a factores como el fenómeno del «velo de polvo» y la década gélida de entre los años 536 a 546.

Podemos encontrar documentación de estas bajas temperaturas en Procopio de Cesárea en Bizancio.

Pero, ¿A qué se refiere Herschen con el «velo de polvo»?

En el año 536, Una nube de polvo, quizá provocada por catástrofes como impactos de cometas y meteoritos junto a la erupción de un volcán, veló el sol, provocando un estancamientode temperaturas en el hemisferio norte durante 14 años, provocando sequía y hambruna en Escandinavia.

Surgiría a raíz de ésto un nuevo modelo de explotación de grandes haciendas, grandes villas accesibles por barco que pueden entenderse como muy parecidas a los plalz carolingios (o palatinum).

Son propiedad de una nueva aristocracia y reyezuelos, dueños de extensos dominos y séquitos, los cuales mantenían a través de la producción de objetos dentro de un sistema de intercambio de dones.

La Escandinavia anterior al año 911 podemos entenderla como una sociedad estratificada, con un número creciente de población que no era propietaria de tierras, y una aristocracia enzarzada en constantes luchas internas.

Esta situación de sobrepoblación y acaparamiento por parte de una minoría privilegiada, provocó que las familias no tuvieran muchas posibilidades para obtener una granja y un hogar propio, y que se formaran partidas de jóvenes varones desposeídos, que emigrarían a otros países en busca de fortuna.

A todo ésto, se unía un modelo ideológico que decía a estos jóvenes de buscar en tierras extranjeras la adquisición de botín y honores, un éxito que les permitiera establecerse y formar una familia en su retorno a casa.

Se iniciaba así la llamada Era Vikinga.

La navegación en las rutas vikingas

Lo sé, este título de la sección es muy pedante. Pero es cierto que la necesidad de obtener un mejor resultado en los viajes incentivó el desarrollo de unas mejores técnicas de navegación y de carpintería naval.

Esta expansión dependía del uso de barcos de vela y de una estrategia marítima que permitiera a las huestes desplazarse, realizando desembarcos rápidos en archipiélagos y en los márgenes de los grandes ríos, una estrategia que se llevaba realizando desde el siglo IV antes de cristo.

Se considera que los barcos de vela se empezaron a utilizar en Escandinavia desde los siglos VI y VII. La gran revolución está dentro del uso de un barco que se mueve con facilidad usando tanto la vela como los remos.

Habían dos tipos principales, pero no los únicos, de barco (Velasco, Los vikingos, pgs 69-71): El Langskip y el Knar, siendo usado el primero para las guerras y el segundo, de uso más común, para el comercio y la colonización, y más lento pero también con espacio para almacenar mercancías y animales.

Mención especial merece el hecho de que estos barcos eran tan ligeros que podían ser transportados por tierra de ser necesario. Ésto supuso decisivo en sus expediciones en dirección a Bizancio, a través de Europa del Este.

Se utiliza drakkar en la cultura popular para referirse a los langskip, debido a que también se les llamaba así debido a la cabeza de dragón que solemos ver tallada en los mascarones de la proa, cuyo objetivo era el de asustar a los landvaettir (espíritus protectores) de la tierra a la que se dirigían.

Estos navegantes utilizaron métodos de orientación muy anteriores a la aparición de la brújula, como guiarse por el vuelo de aves marinas, los ligeros cambios de temperatura, pero el que más llama la atención es un objeto conocido como la piedra solar mencionada en varias sagas.

Esta piedra solar, o Solarsteinn, se la describe como un cristal que puede polarizar la luz, marcando con un leve cambio de color la posición del sol, siendo muy útil en los días nublados.

Se cree que esta piedra solar podría ser un tipo de calcita muy particular, conocida como espato de islandia.

Saqueos e influencia política

No se abordará aquí en gran profundidad la historia militar de la era vikinga no por falta de información, sino porque se busca un enfoque diferente a lo que solemos ver cuando abordamos esta cultura.

De hecho, en un futuro nos podríamos plantear la realización de un artículo analizando la presencia de las incursiones vikingas en la península ibérica, pero hoy lo importante es hablar de un resumen muy breve sobre la influencia política y territorial de Europa de estas incursiones.

Según nos cuenta Jean Flori, antes se creía que las incursiones nórdicas, enmarcadas dentro de las segundas invasiones junto a magiares y musulmanes, fueron decisivas en la formación de la Europa feudal.

Se consideraba que la necesidad de ofrecer una defensa efectiva de las incursiones nórdicas que no podía ofrecer el estado carolingio, hizo que los señores feudales privatizaran en su poder parte del poder militar.

Pero el propio Flori explica que no fueron tan decisivas ni influyentes en la formación del feudalismo. Si bien sí tuvieron influencia (aunque no tanta como la que se creía) como se ha explicado antes, contribuyeron a la formación de ciertos principados.

Aparte de que estos señores feudales plantearon mejor defensa frente a estos invasores, se sabe que los nórdicos contribuyeron a la creación del ducado de Normandía, cuando el jefe Hrolf se bautizó como Rollón y juró lealtad a Carlos el Calvo en el año 911.

Así ponían décadas de incursiones y saqueo e introduciéndose en el marco institucional del reino feudal.

Existen más ejemplos, pero los ahora mencionados son los más llamativos.

Las rutas comerciales

Estas expediciones no siempre eran necesariamente destinadas al saqueo y la invasión, pues muchas de ellas tenían un fin más comercial y económico.

Esclavos, pieles, miel, cera de abeja, ámbar, colmillos de morsa y otras mercancías eran comerciados por estas gentes en un gran número de mercados presentes desde la península de Anatolia hasta los que actualmente es el oeste de Rusia.

Junto a las tierras colonizadas de Islandia y Groenlandia y las tierras eslavas que más tarde se convertirían en el estado Rus de Kiev, estas rutas comerciales recorrían toda Europa y llegaban hasta Próximo Oriente.

Estos esclavos no eran, necesariamente, fruto los saqueos llevados a cabo por toda Europa, sino prisioneros de guerra entre las diferentes aldeas nórdicas, en las disputas explicadas antes en el apartado del origen de las incursiones vikingas.

A cambio de miel, pieles, esclavos, ámbar y demás mercancías, recibían todo tipo de productos y artículos de lujo, como paños de seda, ánforas de vino, aceite de oliva, cristalería fina, platos esmaltados, entre otros productos.

Se tiene constancia que hubo intenso comercio entre los nórdicos y los musulmanes a orillas del mar Caspio, en la que los segundos pagaban con monedas de plata, los Dírhams.

De hecho, el medievalista Marek Jankowiak de la universidad de Oxford estudió en su momento los informes arqueológicos, llegando a la conclusión de que pudieron haberse pagado millones de Dírhams por las mercancías de los normandos.

Esta información nos permite ver que estas relaciones fueron intensas y muy prósperas para los pueblos del norte.

Como dato interesante que nos puede mostrar lo importantes que fueron estas rutas comerciales, nos vemos en la necesidad de citar este artículo de The Valkyries Vigil, que nos habla de un contacto comercial entre la Escandinavia de aquellos tiempos y Oriente.

No sólo se señala la presencia de telas y orfebrería de origen musulmán, sino además de un collar hecho con piedras provenientes de la Índia, y un buda de 1400 años encontrado en Birka, Suecia, a 30 kilómetros de Estocolmo.

Los rus y la expansión vikinga por Europa del este

Estas rutas comerciales pudieron surgir por la aparición de los escandinavos en el este de Europa, que conectaron el norte con Constantinopla y el califato abasí.

John H. Lind (Desperta Ferronº3, pg. 8) explica que la presencia escandinava en Europa Oriental no es tan conocida como sus actividades en el oeste debido a que en este segundo hay muchas más fuentes escritas que registran sus actividades.

Tanto en la historiografía como en las fuentes de la época estos escanvinavos fueron denominados Rus, Ros o variaciones, y hacia finales del siglo X como varegos.

Son interesantes las investigaciones arqueológicas realizadas tanto en Escandinavia como en Europa oriental. Estudios dendrocronológicos revelan que los nórdicos ya estaban presentes en Staraia Ladoga, Rusia, cerca del 750.

Antes de los primeros ataques registrados en el oeste de Europa, los escandinavos habían comenzado a recorrer los ríos de Europa oriental, según estas pruebas, y mucho antes de las primeras pruebas escritas de su presencia en esa región.

Se originaría así la ruta del río Volga, que busca conectar Escandinavia con el califato a través de diferentes emporios comerciales cuya población está compuesta por eslavos y escandinavos en su mayor parte.

Estos emporios fueron clave para el enriquecimiento del norte, y a través de ellos el Dírham llegó a toda la región báltica y Escandinavia. Es por ello que a día de hoy podemos encontrar muchas monedas árabes enterradas en multitud de yacimientos escandinavos.

Como dato interesante, es en esta ruta donde Ibn Fadlán, embajador del califato para los búlgaros en el Volga, se encontró con mercaderes rus en la década del 920. Fadlán es conocido porque en su viaje fue testigo ocular de un barco funerario, el cual nos ha dado en el uno de los ritaules del mundo escandinavos más extendidos en nuestro imaginario.

Como curiosidad, tiempo más tarde esta historia serviría de inspiración a Michael Crichton para escribir su novela Devoradores de cadáveres, protagonizada por Ibn Fadlán, que en la adaptación al cine El Guerrero nº13 fue interpretado por Antonio Banderas.

Si tenéis oportunidad de leer el libro o ver la película, os recomendamos encarecidamente su consumo. Son altamente disfrutables.

También surgiría en esta zona la ruta del Dniéper hacia Bizancio, lo que se conoce como «el camino de los varegos a los griegos».

Si bien se sabe que los rus utilizaban esta ruta desde el siglo IX, es hacia el 900 que adquiere importancia por el establecimiento de enclaves militares que protegen los comercios de la ruta.

La ruta del Dniéper está muy bien documentada gracias a los diferentes tratados firmados entre los príncipes del rus de Kiev (estado surgido gracias al control de las rutas del Volga y el Dniéper) y el emperador de bizancio.

En estos documentos y negocios con el imperio bizantino podrían ser considerados el origen de la guardia varega, pues se especifica que el emperador bizantino estaría dispuesto a aceptar guerreros rus a su servicio.

Resultado de la era vikinga y Conclusiones

Las acciones que llevaron a cabo los pueblos nórdicos, tanto de Escandinavia como lo que actualmente es Dinamarca, han sido interpretadas desde una perspectiva limitada.

Heredada de los archivos monásticos, la visión estereotipada que se tiene de estas personas es la de hombres violentos, salvajes y saqueadores, asolando toda Europa con sus incursiones.

La revisión de la imagen del vikingo en el siglo XIX, lejos de dar un análisis más justo a este periodo como se pretendía, romantizó esta misma imagen que se había construido a raíz de estos escritos.

A día de hoy, por suerte, contamos con los suficientes medios y conocimientos para poder acercarnos, de una manera que intenta ser lo más imparcial posible, a una visión mucho más global y justa de lo que supuso la era vikinga para la historia de Europa.

Obviamente, el apartado más «militar», de saqueos e invasiones, es verídico, pero no es ni mucho menos la única faceta. Aquí hemos abordado sobre todo las causas de sus viajes y trayectos, y su influencia comercial.

No es, ni mucho menos, el último artículo en el que abordaremos la cuestión nórdica, pero como primer acercamiento consideramos que analizar el impacto de sus rutas comerciales sobre el mundo que les rodeaba es un muy buen comienzo.

Lejos de ser simplemente «guerreros de élite» o monstruos saqueadores sin más, que también habían entre estos integrantes de las expediciones, los nórdicos que protagonizaron la era vikinga eran gente en busca de una vida mejor, con los recursos que podían utilizar en su época.

No es el único caso de grandes movimientos de población que, sin posibilidad de poder prosperar en la tierra que les vio nacer, viajaron lejos para obtener una mejor vida.

Aquí podemos hablar de la expansión del sistema feudal en la época plenomedieval, la colonización de América, o la conquista del oeste tras la guerra de secesión norteamericana.

Todos estos movimientos tuvieron sus consecuencias en el mundo que conocían, fundando estados como el de la Rus de Kiev, antecente histórico de la actual Rusia, o insertándose en la estructura feudal de Europa e influyendo de manera activa en la política de su época, como la fundación del ducado de normandía, del que derivaría una de las dinastías más importantes de la Inglaterra medieval.

También es de vital importancia que colonizaron espacios que antes no habían sido habitados por europeos, como Islandia y Groenlandia, o su presencia en costas americanas muchos siglos antes de la llegada de Colón.

Lo que nadie puede negar es que las rutas comerciales que crearon en sus viajes ayudó a la reactivación de la economía de Europa a finales del primer milenio, obteniendo de ello grandes beneficios.

De momento dejamos el asunto aquí, pero no es la última vez que hablaremos de la cultura nórdica y su influencia en la historia de Europa.

Hasta aquí el artículo que presentamos sobre las rutas comerciales vikingas. Se despide de vosotros Bernat, y os deseo un feliz día.

¡Salve Omnis! y que Clío os bendiga con el conocimiento histórico.

No hay mejor carga para el viajero que la sabiduría; Hávamál, El discurso del Altísimo.

Bibliografía y webgrafía consultadas

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