Muchas veces es necesario volver a analizar un proceso histórico para alcanzar un conocimiento más profundo y cercano a la realidad que se busca estudiar. Estas revisiones suponen una nueva perspectiva, pero hay que ir con mucho cuidado con ellas. Si no se hace debidamente, la revisión nos aleja de la verdad y distorsiona el discurso histórico conforme a unos intereses.

Existen muchas maneras de que suceda la mala praxis en historia a través de la revisión, pero nos centraremos en los dos casos de presentismo más recientes que se han dado en estas dos semanas anteriores. El de Cristóbal Colón y en el de J.R.R. Tolkien.

Presentismo y hechos ocurridos

Pero, ¿qué es el presentismo? Podemos entenderlo como revisión e imposición de una visión del pasado subordinada a la escala de valores actuales y no los de la época. Ello provoca una visión sesgada, distorsionada y prejuiciosa (e injusta y carente de validez académica) de la realidad histórica que se analiza.

Considerar que una época anterior a la nuestra funciona con los mismos valores y las mismas circunstancias, y no entender que cada época tiene su propia estructura (social, cultural, política, etc), impide que sepamos lo que de verdad ocurrió antes que nosotros, objetivo principal de la historia. Lo que se ha de hacer es intentar no proyectar nuestros valores, nuestra forma de ser, es decir, nuestra “estructura mental”, a épocas anteriores a la nuestra.

El asesinato de George Floyd ha intensificado el debate sobre el racismo, y a pesar de la situación de emergencia en la que vivimos con el COVID-19, muchas personas han salido a manifestarse en contra de los abusos policiales contra la población no caucásica y demás formas de racismo. Una lucha que por el bien de la humanidad nunca debemos de abandonar, por supuesto.

Derribo de la estatua de Colston, Bristol.

Sin embargo, junto a estas manifestaciones ha resurgido una reinterpretación reaccionaria contra todo aquello que recuerde un mínimo a historia del racismo y la esclavitud, traduciéndose en la destrucción y derribo de estatuas de personalidades que han estado vinculadas a estos dos grandes males, como Colston o Cristóbal Colón, o en acciones más sutiles, como el retiro de Lo que el viento se llevó, película conocida por su mensaje racista, de la plataforma HBO (Aunque en realidad fue un clickbayt porque la querían cambiar de plataforma y que cuando volviera a estar disponible viniera con una nota problematizando que la película contiene escenas racistas y se entiende en el contexto de políticas de empresa pero no deja de ser condescendiente).

Típicos ejemplos de presentismo

Estas actitudes no pasan del típico “Paladín Postureta Condescendiente” de redes sociales (No confundir con los Social Justice Warriors). Estos justicieros sensacionalistas de Twitter e Instagram se caracterizan por hacer análisis presentista, sesgado e injusto de cualquier cosa. Lo mismo se trata de alegrarse de la quema de Notre Dame porque IGLESIA o echar mierda sobre un autor del siglo pasado, da igual mientras puedan demostrar superioridad moral y ganar Followers. Nunca los verás participar en manifestaciones por los derechos de los indígenas, pero te dará la turra de lo mal que le parece que Colón tenga una estatua, y descargará toda su indignación en un Tweet. Esto les hace rasgarse las vestiduras, mientras que son ajenos por completo a los problemas actuales que tienen las comunidades indígenas a las que tanto defiende frente al invasor…pero en pasado. No dejan de ser una categoría muy específica de cuñado.

Otro gran problema vinculado al presentismo, pero que es el pan de cada día, surge de grupos muy marcados por su ideología política, haciendo una clara interpretación del pasado para crear un estado de la cuestión que les consiga votos. “Nosotros traeremos de vuelta la edad dorada imperial, danos tu voto”, o “Esta tierra no fue descubierta sino invadida, saqueada y violada, si no me votas no podré impedir que los invasores vuelvan a hacer lo mismo”, son frases que resumen hacia qué lado se quiere dirigir a los votantes. A los políticos les encanta utilizar la historia mal interpretada como herramienta para influir en la opinión pública y conseguir un determinado grupo de votantes. Sólo hay que ver a al partido VoX usando términos como “Reconquista” en las elecciones autonómicas de Andalucía.

Consecuencias de este vandalismo

Pero aquí ya hablamos de un ataque vandálico al patrimonio de una ciudad. La figura histórica podrá caernos todo lo mal que queramos, pero defenestrar su estatua no cambiará nada. Sólo demostrará que ese tío cae mal.

Ocurre que este ataque tan desmesurado a una figura como la de Cristóbal Colón tiene muchas consecuencias.

La primera, que se le otorga más crímenes de los que cometió. Se le culpa de las atrocidades de todos los demás conquistadores de América, cuando la única conexión que tienen estas personas es que llevaron a cabo sus acciones en el mismo continente.

 La segunda, nos hace olvidar que el propio Colón fue juzgado y castigado por sus acciones por la misma Reina Isabel I de Castilla. Un genocidio siempre es sistematizado y promovido por las instituciones, pero lo que hizo Cristóbal Colón fue por iniciativa personal. Al convertir en esclavos a los indígenas del territorio que colonizó y explotarlos para sus intereses, Colón violó el mandato de la reina, que había reconocido a esos indígenas como súbditos suyos, es decir, iguales al resto de todos los castellanos, si éstos se habían convertido previamente. Cosa que habían hecho. Hasta para la época, se consideró que Cristóbal Colón fue excesivo y se le castigó por sus crímenes.

Y la tercera, nos hace olvidar que esas personas, hace 500 años, no tenían los mismos ideales ni creencias ni prioridades que nosotros. Nosotros, personas del siglo XXI, nos guiamos por la declaración de los derechos humanos, un concepto que hace cinco siglos no existía. Hoy en día, los derechos humanos siguen siendo violados, y lo verdaderamente terrible es que nosotros tenemos ese maravilloso ideal y no lo cumplimos. No tiene sentido y es tremendamente injusto que exijamos a las personas de un pasado remoto que SÍ cumplan con unas prioridades que no desarrollaron.

Otros ejemplos más graves que los de Colón

Pero también hay que tener en cuenta que el magnamizar las atrocidades de Colón hasta el punto de practicar la iconoclastia contra su persona nos impide hacer un mejor análisis de la historia de la esclavitud y del racismo. Colón cometió crímenes, por supuesto, pero no es ni mucho menos el más terrible de todos los criminales de la historia.

Quizá podríamos hablar del propio Pizarro, pero en los siglos XIX y XX fueron en los que se hicieron las masacres contra razas y etnias más salvajes y sangrientas de toda la historia. Podemos hablar de la colonización de la Pampa Argentina o la conquista del Oeste por parte de EEUU tras la guerra secesión, cometiendo auténtico genocidio contra los pueblos nativos de América del Norte, de los que actualmente sólo quedan unas pocas reservas.

O cómo olvidar a Leopoldo II de Bélgica, el cual amasó una gran fortuna gracias a la indiscriminada explotación de los recursos naturales del Congo y al uso de la población congoleña como mano de obra forzada y esclava, y cualquiera que desobedeciera a su autoridad recibía el castigo de la amputación de una mano. Se calcula que el régimen africano de Leopoldo fue responsable de entre 2 y 15 millones de muertes, un descenso demográfico del 50%. Y todo ello sin mencionar el conocido por todos Holocausto judío llevado a cabo por la Alemania Nazi.

Estatua de Leopoldo II de Bélgica vandalizada

Problemática actual

Pero es que estos crímenes contra la humanidad por motivos colonialistas o raciales siguen existiendo. Las tribus del Amazonas están sufriendo por culpa de la COVID-19 y por la sobreexplotación llevada a cabo por empresas y oligopolios de los recursos de la selva. ¿En qué les beneficia a estas víctimas del neocolonialismo el que derribemos la estatua de un señor que murió hace 500 años? ¿De verdad eliminar una película de un catálogo de cine en Streaming y la violencia policial excesiva contra la población negra de EEUU, junto a otros abusos que las personas reciben en este país por el simple hecho de ser negro, parará si destruimos todas y cada de las estatuas de Colón?  ¿Cuántas estatuas debemos defenestrar para que las organizaciones de crimen organizado dejen el comercio ilegal de la trata de personas con propósitos vinculados a cualquier tipo de esclavitud, incluidos trabajos forzados o explotación sexual?

Éstas son las verdaderas amenazas del mundo actual, las muestras más cercanas y desgarradoras del racismo y la esclavitud, no monumentos a una persona del pasado cuyo aporte a la humanidad principal no fue la esclavitud, sino el co-descubrimiento de dos continentes que hasta entonces habían evolucionado sin saber de la existencia del otro. Con desgarradoras consecuencias demográficas, por supuesto, pero cada episodio de la historia tiene sus luces y sus sombras.

Conclusión de problemática actual

Lo que hay que entender es que racismo y esclavitud hay antes de Colón, después de él y todavía en la actualidad. Y en unas intensidades variables, muy variables, y es muy probable que actualmente estemos igual. Si de verdad queremos combatir esta problemática y dejar una humanidad mejor de la que hemos encontrado la iconoclastia no es la solución.

Como bien dijo El Ojo de Tres Cuervos, “El pasado está escrito. La tinta está seca”. Podemos aprender de la historia para saber el origen de las cosas, pero exigir que el pasado cambie para comodidad de nuestros ojos y eliminar todo rastro de la historia del colonialismo y la esclavitud no solucionará nada, sólo saciará deseos moralistas y sensacionalistas. Lo ocurrido siempre estará ahí, y no sirve de nada que lo mires con juicios de valor condescendientes. Hay quien me dirá que es una victoria simbólica, pero, por poner un ejemplo, por mucho que te pongas de cuclillas sobre una cruz y defeques sobre Jesucristo, la religión cristiana sigue existiendo y es la fe más extendida de occidente. Pasa lo mismo con esto. Sigue derribando estatuas y cargándote el patrimonio artístico de tu ciudad, pero eso no hará ni que George Floyd vuelva de entre los muertos o que esta misma escena de El Príncipe de Bel Air deje de ser, desgraciadamente, muy actual. 

Tolkien frente al presentismo actual

Otro de los afectados por este revisionismo es el autor de El Señor de los Anillos, JRR Tolkien. Recientemente se ha tildado a este autor de racista, machista, supremacista y demás lindeces por las RRSS, especialmente por Twitter.

Aquí una de las críticas

La guasa viene sobre todo cuando esta crítica la han hecho personas que no se han leído los libros, sino visto solamente las películas. No, no es broma: vieron las pelis, y con lo que vieron en ellas ya juzgaron la obra del escritor. Esto es si cabe aún más injusto, porque estás juzgando a una persona sin tener en cuenta su obra, sino las adaptaciones a otros medios que han hecho de la misma. Ni te molestas en darle la oportunidad de defenderse.

Analicemos al autor como es debido

Bien es cierto que si ahora mismo Tolkien viviese entre nosotros lo consideraríamos un rancio, pero, una vez más, a una persona se la ha de estudiar teniendo en cuenta su época. Y, para su época, este señor estaba muy avanzado, debido a que su personalidad se vio fuertemente influencia por el trauma que le supuso participar en la primera guerra mundial. A la hora de desmontar las acusaciones de machismo sólo hay que ver personajes como Arwen, Galadriel o Eowyn (que la tienes en la película diciendo que no quiere vivir en una jaula y que quiere pelear como todos los demás, cosa que acaba haciendo, y acaba cargándose al REY BRUJO DE ANGMAR). Y ya si abrimos El Silmarillion ya lo flipas con mujeres como Luthien, mujer que se enfrentó a Morgoth, que lo podemos considerar un equivalente (perdonadme la comparativa, tolkiendilis) al dios del mal.

Y si haces un estudio serio de la obra y vida de Tolkien, puedes ver su profundo mensaje antibelicista y en contra de la industrialización en aras de proteger la naturaleza, sumándole además sus críticas contra el nazismo. Y esto ya puede verse leyendo únicamente El Señor de los Anillos, pero si además se le añade el resto de toda su bibliografía y las cartas que escribió, puedes ver el cómo se refleja toda su ideología y manera de pensar. Es cierto, poseía una ferviente fe católica y abogaba por implantar una monarquía y la casi completa eliminación del estado, pero incluso hoy en día podemos seguir aprendiendo de su profundo ecologismo y de cómo abordó temas como la corrupción, la mitología, la política.

Quién hace la crítica y qué puede provocar

Estas acusaciones tan gratuitas a Tolkien no dejan de ser comentarios de personas que obviamente no se han leído los libros, y de haberlo hecho no han realizado el conveniente análisis que merece. Lo más probable es que el que defiende estas críticas sin fundamento sea un “Paladín Postureta Condescendiente”, buscando unirse al carro del revisionismo histórico actual a ver si con ello aumentan sus seguidores por RRSS. ¿Interés por informarse y demostrar que de verdad están preocupados por el racismo? ¡Qué más da, han conseguido 50 nuevos mutuals!

El problema que yo veo es la tendencia que está habiendo en este revisionismo. Que Colón sea duramente castigado actualmente es algo siempre ha estado ahí, pero ahora personas como Tolkien empiecen a ser atacados por esta premisa, cuando ni siquiera comete los “pecados” por el que se le acusa, es muy preocupante. Ya sabemos cómo de influyentes son los influencers, y me preocupa que acaben vandalizando la tumba del escritor y su esposa. Y todo porque nadie se molestó en leer su libro y conformarse con el revisionismo sesgado, parcial y condescendiente actual.

Conclusiones

Una situación tan triste y demencial que sólo la podría haber fraguado Sauron, regalando los oídos de los hombres y mujeres de Númenor con palabras de plata y sutilezas, incitándolos a crear un culto a la oscuridad y lanzarse a la mar para invadir Valinor, trayendo como resultado el hundimiento de su isla por parte de Ilúvatar. Aunque no sé para qué me molesto en poner esta referencia porque la gente a la que va dirigida esta crítica no entenderá una mierda. ¿Dónde estará Eléndil cuando más se le necesita?

Tolkien
Imagen de la caída de Númenor (Alan Lee).

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Se despide de vosotros Bernat Sunday.

En fin, solo me queda deciros que Clío os quiere. Pero sólo cuando no sacáis las cosas de contexto.
¡Bye-bye!

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