Los limitados recursos de la República romana
La legión romana nos es muy familiar a todos, pero la realidad es que su origen todavía es muy oscuro. No existen pruebas suficientes para consolidar la adopción definitiva de la característica estructura de las cohortes romanas y su amplitud es muy difícil para darle un contexto en la historia militar romana.
Las reformas de Mario responden al propósito de acabar con las carencias y limitaciones del ejército romano durante las guerras púnicas, las guerras celtíberas y las guerras contra Macedonia, en las cuales las legiones estaban transformándose en un proceso evolutivo constante. El ejército romano antes de Mario tenía un carácter de milicia cívica, planteada para responder amenazas cercanas al mismo territorio en el que se reclutan las unidades. Como podemos darnos cuenta, este sistema no estaba preparado para responder amenazas cada vez más lejanas de la civitas.
Las guerras eran cada vez más lejanas, costosas y complicadas, la legión manipular (509-217 a.C.) no se planteó una Roma combatiendo en Hispania, África, Iliria, la Galia y Grecia empleando ejércitos diseñados para combatir en la propia Italia. En el siglo II a.C. se intentó reformar el ejército mediante una proletarización, es decir, una mayor importancia de los proletarii, aquellos que no poseían tierras, en el sistema de reclutamiento, pagados a consta de un salario público. Sin embargo, no fue suficiente.
Emiliano ya analizó las limitaciones de sus fuerzas en el Sitio de Numancia, cuando la república sufría escasez de recursos humanos tras el fin de la Segunda Guerra Púnica, obligando a Escipión Emiliano a echar mano de sus socios clientelares como alianzas particulares con tribus hispanas, ocultando las rentas a la República.
Y es que la magnitud del enfrentamiento entre Cartago y Roma supuso una de las guerras más colosales del mundo antiguo, comparable a las guerras mundiales del siglo XX, un choque de titanes en el que Cartago puso a prueba el límite humano y económico de la República. Cartago a diferencia que Roma no tenía recursos humanos suficientes, las milicias cívicas eran inútiles en el teatro operacional, por lo que dedujeron que la solución era engrosar sus filas con mercenarios y estados clientelares.
Roma en el 218 a.C. contaba con una fuerte reserva humana que se vio reducida por el coste de su victoria sobre Cartago, abocando a Roma a depender de tropas mercenarias y auxiliares, aunque los romanos decidieron descartar lo primero. Cayo Mario supo ver que Roma necesitaba una organizada máquina de guerra que le permitiese controlar y organizar aquellos territorios conquistados.
El germen de las cohortes romanas del nuevo ejército republicano
Hasta el siglo I a.C. el manípulo conformaba la organización superior del esquema militar romano, pero acabaría siendo sobrepasada por la unidad de la cohorte de Mario (cohors), tal como menciona L. Cincio en “Sobre el arte militar” (XVI.42). Los tres manípulos formaban las cohortes romanas, pero no se ha confirmado como se ordenaba en batalla esta.
El historiador Francois Cadiu de la Universidad de Bordeaux Montaigne y miembro del equipo de investigación francés del CNRS, aboga por plantear que cada manípulo estaba posicionado uno detrás del otro. Sobre el número de integrantes de cada cohorte no se ha especificado. En época de César, cada centuria estaba constituida por 80 hombres, por lo que el manípulo se formaba en torno a 480 hombres. No obstante, esta no era una regla generalizada, y como marca Cadiu, es un proceso de evolución continuo que va variando con el tiempo.
Sobre el origen de la espina dorsal de la legión romana sigue siendo un quebradero de cabeza para los historiadores romanistas, que solo pueden intentar aclarar con ciertas hipótesis. La historiografía del siglo XIX lo achaca exclusivamente a Mario, y su experiencia a los enfrentamientos con cimbrios y teutones. Esta teoría se opone a la legión manipular anterior a las reformas de Mario, además que está extendida entre el público a pesar de que hoy en día, ha sido descartada. Hay que afirmar que decir que la formación de la cohorte está unido exclusivamente a las guerras con los teutones es caer en anacronismo.
Cadiu aporta una teoría, en la que aceptando que las cohortes romanas aparecen implícitamente en el siglo I y culmina a finales de este. Este se basa en experiencias vividas por el ejército romano mucho tiempo atrás, en las guerras púnicas. Se cuestiona abiertamente que Mario pudo conformar un esquema generalizador sin tener en cuenta las raíces innovadoras de Escipión el Africano y Escipión Emiliano.
Según el historiador, los testimonios más antiguos de la cohorte se relacionan con la Batalla de Ilipa en el 211 a.C. en el que el ejército romano fraccionó sus efectivos para darles maniobrabilidad en el campo de batalla y permitiendo una victoria aplastante sobre Asdrúbal y Magón. La cohorte de Mario se menciona por Livio como suele tender a dividir sus tropas para garantizar una reserva, para la retaguardia y controlar posiciones elevadas del terreno. ¿Vemos el paralelismo?
Al igual que en Ilipa cien años atrás, Cecilio Metelo describe lo siguiente en su enfrentamiento con los númidas de Yugurta tiempo después (L.1.3):
“Por fin, agotados todos por el esfuerzo y el calor, cuando Metelo ve que los númidas aflojaban en el ataque, va reuniendo poco a poco a sus soldados, reorganiza las filas y coloca cuatro cohortes de legionarios cara a la infantería enemiga”
Ahora vamos al tajo, ¿realmente las cohortes romanas se originaron en Hispania?
Causas y experiencias
Adrian Goldsworthy comenta que la guerra en la península ibérica obligó a Roma aceptar una nueva realidad encaminada a modernizar su estructura, sumado a la experiencia romana en el campo operacional griego donde tuvieron que enfrentarse a ejércitos helenos organizados.
La romanización de la península fue un proceso de tránsito de ocupación romana, en el que destaca la aparición de castrum poblados por guarniciones para controlar el territorio. Escipión Emiliano supo ver que la guerra había cambiado, el tiempo de saqueo y botín, y marcharse, había terminado, Roma debía dominar los territorios de manera directa.
Cayo Mario dejó como testigo que el buen general romano debía dormir en un catre con sus tropas, cavar trincheras, inspeccionar a la tropa y comer el mismo rancho, poniéndose como ejemplo. Sin embargo, otro general romano anterior a él ya se regía por esta regla. Escipión Emiliano, de nuevo, reorganizó los campamentos de Numancia expulsando a prostitutas, mercaderes y poniendo un límite al número de esclavos de cada soldado.
El ejército romano en Numancia a manos de Emiliano pasó a ser una fuerza en decadencia a una fuerza profesional, en la que el general romano predicaba mediante el ejemplo, durmiendo, sudando, luchando y comiendo junto a sus hombres, supo ver antes que nadie las ventajas de la moral del soldado al ver que su general era un mortal como ellos. El rendimiento del ejército romano en el Sitio de Numancia aumentó considerablemente.
Los celtíberos a diferencia del resto de enemigos de la República tenían una forma de hacer la guerra diferente, obligando a las legiones romanas a cambiar, a adaptarse a la nueva situación. Pero es descabellado dar un origen a la legión en su transformación exclusivamente a la geografía. La guerrilla no fue un actor tan determinante, y considerar que las legiones romanas del siglo I se originan en base a las guerras en Hispania, es caer nada más y nada menos, en tópicos más que desmentidos en el siglo XXI.
Está claro que la cohorte surge con factores de un proceso lento y continuo que acabó otorgando a la cohorte un lugar privilegiado en la estructura romana del siglo I, sin olvidar las experiencias del ejercicio de mando de los generales romanos. Es posible que, en esta transición, los romanos experimentaron en formaciones para lograr un margen de maniobrabilidad y comunicación en trasmitir órdenes a las diferentes secciones, sobre todo para integrar a los diversos contingentes de nuevos ciudadanos que podían reclutarse tras el resultado de la reforma.
Encontrar el origen de la cohorte es un pozo de misterio que no llega a ningún resultado, para algo que consideramos conocido a la vez que nos es de lo más extraño. Se ha dicho que la cohorte desplaza al manípulo como órgano superior, pero esto no se explica cuando las fuentes nunca mencionan un mando para la cohorte, solo se basan en hipótesis. Si hay algo seguro en esto, es que todavía hay mucho que investigar y hoy, la cohorte es un misterio que se encuentra lejos de nuestro alcance.
Bibliografía
- Apiano; Spanish Wars.
- Bell, M. J. V. (1965); “Tactical Reform in the Roman Republic Army”, Historia, 14.
- Cadiou, Francois (2013); “La legión romana (II), la Baja República; la génesis de la cohorte”, Desperta Ferro Especiales, Madrid.
- Connolly, Peter (2019); “La Guerra en Gracia y Roma”, Desperta Ferro Ediciones, Madrid.
- Goldsworthy, Adrian (2003); “En el Nombre de Roma, los hombres que forjaron el Imperio”, Ariel, Barcelona.
- Salmon, E. T. (1969); “Roman Colonisation under the Republic”, Hudson, London.
- Kertész, L. (1976); “The Roman cohort tactics, problems of development”, Budapest.