La recogida de los Girasoles
La Segunda Guerra Mundial, tan cercana como tan lejana a nuestros días, sigue teniendo cuestiones poco aclaradas por los historiadores. Sin embargo, no hay otra parte del frente mundial, tan detallado, conocido y querido por el público, como las batallas que se libraron en el extenso desierto africano. La guerra en el norte de África bien podría representar una partida de ajedrez. Se trata de una guerra entre caballeros, una guerra limpia en el Frente de África.
Este concepto se acuña porque, las batallas entre el Afrika Korps y el VIII Ejército Británico, tuvieron lugar en zonas despobladas o con escaso margen poblacional, combates lejanos en mitad de un precioso paisaje africano.
Esto permitió gestar una guerra limpia donde no se producían los horrores de la guerra del Frente Oriental o Europa. En estas batallas no había bajas civiles, y ambos contendientes tenían respeto entre sí. Porque el combate de Rommel contra Montgomery o Wavell bien podría parecerse a una partida de damas entre Napoleón y Wellington.
El nacimiento del Deutsches Afrikakorps que no llegó a superar las 100.000, fue levantado a finales de 1940 e inicios de 1941, concretamente tras la derrota del ejército italiano, en el que el Alto Mando Alemán, estaba totalmente seguro de que, en cuestión de tres semanas, todo el norte de África quedaría en control del Imperio Británico. El 10º Ejército Italiano había sido destruido, y la 7ª División Acorazada Británica de Archibald Wavell, continuó hasta llegar a Libia poniendo en sitio el Fuerte Capuzo y ocupando los puertos de Tobruk, Derna y Bengasi para cortar todo suministro logístico a las fuerzas italianas en Libia, que sin suministros y con su ejército diezmado, poco podían hacer.
Alemania no quería tener nada que ver con Mussolini y las ambiciones de su fantasioso Imperio Romano. Es cierto que se le echa la culpa a Mussolini de entorpecer los planes del germano, pero la culpa de la mala cooperación entre los países del Eje recaía absolutamente en Alemania, que no informaba de sus movimientos a sus aliados, por ejemplo, cuando Mussolini invadió Grecia, éste no sabía que Hitler tenía pensado invadir la URSS ese mismo año.
De todos modos, Alemania, que había tenido un mínimo interés en el continente africano, Hitler, se preocupó de que el Mediterráneo pudiera caer en manos aliadas, y pidió consejo a sus altos oficiales. El Führer se entrevistó en persona con Erwin Rommel, general de la 7ª División Panzer, del cual, había seguido su carrera tras su exitosa ofensiva en el norte de Francia.
Hitler le eligió en persona para que comandara la fuerza expedicionaria que salvaría al ejército italiano en África, y con el visto bueno de Mussolini para que se pusiera al mando de las tropas fascistas en Libia, al cual, también había visto en persona en Roma poco después de su entrevista con el líder de Alemania. El Alto Mando dio a Rommel instrucciones precisas: mantener el frente libio estable en una posición defensiva, y salvar al ejército italiano. Estas decisiones deben de estar presentes, porque Rommel, solo cumplió lo segundo.
Caballeros mecanizados
El Afrika Korps contaba con tres divisiones panzer: 10ª, 15ª y 21ª Panzer. Todas estaban incompletas, y me centraré en la más famosa para describir sus unidades generales: La 15ª División Panzer se formó a través de la 33ª División de infantería y el 8º Regimiento Panzer.
Se la equipó de unidades como el Panzerkampfwagen III Aust K, siendo el carro de combate más numeroso, también contaban con la versión G famosos tras la carnicería de la Operación Battleaxe cuando destruyeron un total de 100 carros de combate británicos del general Wavell; el reconocimiento táctico lo encabezarían los Panzerkampfwagen II Aust F, cuya escasa potencia de fuego los hacía muy vulnerables en primera línea, y solían realizar tareas de reconocimiento por la noche hasta la madrugada, debido a que el sol de mediodía hacía centellear la carrocería, poniéndolos en punto de mira del enemigo.
Aun así, se proporcionaron unas cuantas unidades de la versión Aust C equipados con ametralladoras de 600m que podían perforar al menos 400m. Por supuesto, contaban con carros de apoyo como el Panzerkampfwagen IV Aust F, que había, sobre todo, en la 4ª Compañía y en el 8º Regimiento, siendo la garra de lobo su emblema.
La carencia de tanques pesados en el ejército alemán era bastante problemática, por lo que durante la Operación Battleaxe capturaron ciertas unidades del Matilda Mk II, rebautizado como Panzerkampfwagen Mk II 748; para combatir contra tanques pesados, se echó mano de los Panzerjäger 38 (t), con un motor y chasis bastante obsoleto, pero estaban equipados con un potente cañón soviético; para el combate contra otros tanques se emplearon las versiones del Aust J y L del Panzer III, equipados con el cañón de tubo largo “Mark III Special” y de 50 mm, mientras que la versión Aust F y G, no llegarían al frente hasta bien entrado 1942, con cañones de 75 mm.
La 90ª División Ligera se creó en base a juntar unidades sueltas de granaderos de asalto, seguido de la 334ª División de Infantería, la División Paracaidista “Ramcke” y “Herman Goering” vitales en la campaña de Egipto, apoyadas por unidades del Ejército italiano con dos divisiones blindadas: “Ariete” y “Littorio”.
Estas divisiones blindadas contabancon sus unidades poco destacables como el Fiat M11/39, el M14/41 y el Fiat Semovente da 75/18, divisiones motorizadas como la 101ª “Trieste”, la 102ª “Trento”; divisiones de infantería como la 17ª “Pavía”, la 25ª “Bologna”, la 27ª “Brescia”, la 55ª “Savona”, la 60ª “Sabratha”, e incluso una división paracaidista, la “folgore”, sin contar con unidades variopintas como la Legión Árabe, compuesta por voluntarios musulmanes de Egipto, Irak, Siria, Arabia Saudí, Líbano y Transjordania, o la Falange Africana.
Arena, gasolina y fuego de artillería
La victoria inicial del Afrika Korps es fruto de una rápida decisión de mando de Rommel. El 31 de 1941, el ejército de Wavell no supo de la existencia de Rommel hasta que se encontró un campo de minas y una fuerza Panzer que bordeó el desierto.
Esta maniobra los puso en retirada tras perder una parte importante de sus fuerzas blindadas. Los italianos se coordinaron para liberar Bengasi, poco después, tras la victoria del Afrika Korps en Mechili, capturando a 2.700 prisioneros británicos, la fuerza británica de Wavell intentó replegarse a Cirenaica en la primavera de 1941 antes de que el Afrika Korps los destruyese por completo.
A partir de este punto, Rommel puso en duda las órdenes del Alto Mando de mantener un frente estable, pasivo y defensivo. El general quiso justificarse en que una guerra pasiva en Libia hubiera sido un completo error y que, con las tropas británicas en desbandada, había que perseguirlos hasta destruirlos. Rommel salió de Libia sin consultar nada a Hitler ni al Alto Mando.
La acción de Rommel es razonable, no aprovechar un contrataque hubiera supuesto dar un tiempo precioso a Wavell para reunir más unidades, y atacar Libia, esta vez, más cauteloso que antes. Pero la situación de Rommel dejaba mucho que desear, el frente ofensivo pronto dio sus primeros problemas: el asedio de Tobruk provocó un gran número de bajas al Korps cuando la 9ª División de Infantería Australiana, le puso las cosas difíciles al Eje, hombres y tanques que no podían ser repuestos a tiempo.
El Alto Mando (OKW, Oberkommando der Wehrmacht) se enfadó con Rommel, y le negó toda solicitud de recursos en África. En todo caso, el OKW alemán tenía razón, y es que, en 1941, se estaba preparando la invasión a la URSS, por lo que no podía prescindir de más divisiones Panzer.
La jugada le salió mal a Rommel, y Tobruk fue liberado con la impresionante Operación Crusader, del 18 de noviembre de 1941, donde 130.000 tropas y 700 blindados (Crusaders en su mayoría), protagonizada por el VIII Ejército de Auchinleck, causaron numerosas bajas al Eje (24.500 soldados y 340 tanques), pero sufriendo ellos mismos un total de 17.700 bajas y 800 tanques. Las pérdidas estuvieron muy igualadas, por lo que el frente se estancó, los alemanes se retiraron de Tobruk y los británicos no continuaron su ataque.
El Afrika Korps, a comienzos de 1942, estaba en una situación muy precaria, y se salvó gracias a un poderoso contrataque de la 21º División Panzer, que rodeó y embolsó a toda la 1ª División Blindada Británica, que consiguió escapar, pero dejando todo su material pesado: Matilda Mk II, 38 cañones y 190 camiones, que ayudó a aliviar la escasez de motorizados y mecanizados del Cuerpo Expedicionario.
Una vez más, Rommel llevó la iniciativa con 90.000 hombres, 500 tanques y 500 aviones hasta Gazala. El 26 de mayo, la batalla comenzó con un fuego intenso de artillería que desgastó la línea del VIII Ejército. Los italianos doblegaron a la 3ª brigada motorizada India, mientras la 90ª División Ligera derrotó a la 7ª Brigada de Infantería Británica. Los Panzer III y IV se enfrentaron por primera vez a los Grant M-3, los nuevos tanques medios británicos producidos por licencia estadounidense, siendo pulverizados los 16 modelos.
El ataque duró unas 48 horas, hasta que el Afrika Korps tuvo su primer problema logístico del año: se quedaron sin combustible, por lo que el 29 de mayo, Rommel apretó los dientes y tuvo que interrumpir la ofensiva a la espera de recibir el combustible. La marcha reanudó al día siguiente, despejando los obstáculos que la infantería sudafricana les ponía por el camino, y los italianos una vez más hicieron su parte, con la 101º División Motorizada “Trieste” conquistando el poblado de Sidi Muftah capturando a 3000 soldados sudafricanos y sus 124 cañones.
En la Batalla de Bir Hacheim del 2 de junio de 1942, los soldados de la Francia Libre se estrenaron contra el Afrika Korps, haciendo una resistencia numantina de la 1ª Brigada de Infantería Francesa Libre contra la 15ª y 21ª Divisiones Panzer, la División Blindada Italiana Ariete, y la Legión Árabe. A partir de este punto, Rommel era imparable, o eso creía.
Los británicos se retiraban tras la captura del Paso de Gazala por el Eje, y siendo sometidos a una gran presión de los Stukas que atacaban sus líneas de suministro, sus blindados y su retirada, aparte de asaltos de paracaidistas alemanes que neutralizaban sus piezas blindadas. Tobruk fue tomado el 21 de junio con la rendición de 32.000 prisioneros, capturando 1.188 tanques, 2000 cañones, 100 aviones, y lo más importante, 2.000 toneladas de gasolina y 5.000 suministros bélicos que permitirían a Rommel continuar su avance hacia Egipto.
La problemática logística africana. ¿Falta de realidad de Rommel?
El Afrika Korps parecía imparable hasta este momento, reorganizado en unos 50.000 efectivos, Rommel puso su mirada a Egipto, donde tenía intención de llegar al Canal de Suez y destruirlo para cortar el suministro naval británico.
El Alto Mando Alemán en este momento, tras los logros de Rommel, avisaron a Hitler que se podría llegar al Cáucaso desde oriente, cruzando el Líbano y Siria, llegar a los pozos petrolíferos de Irak e Iran (socios del Eje que actualmente estaban ocupados por Reino Unido), y obligar con esta nueva situación a Turquía de unirse al Eje, aprovechando sus puertos para transportar el petróleo oriental de Estambul y Berlín.
Si bien, aunque parecía una buena idea, no dejaba de ser un disparate por parte de Rommel y el Alto Mando Alemán. El Afrika Korps tenía muchísimos problemas de suministro. En el norte de África, el Eje fue incapaz de transportar las 4.480 toneladas de suministro diarias necesarias para el mantenimiento del frente ofensivo de Rommel. Los principales puertos de suministro eran los puertos de Nápoles, Bari, Brindisi, y Tarento en Italia, donde salían los convoyes hacia Libia. Estos se encontrarían a la Royal Navy acosándoles desde la isla de Malta.
El Eje se vio obligado a bordear el Mediterráneo desde Grecia para llegar a Trípoli. Se intentó aprovechar el puerto de Tobruk desde su captura, pero los bombardeos británicos desde Egipto la convirtieron en una ruta descartada. Los mal equipados puertos libios, que, aunque mejoran su capacidad en 1942, único año en el que pudieron ser transportadas 5.000 toneladas diarias, todavía seguía sin ser una cantidad suficiente para mantener el Afrika Korps.
Incluso si Rommel hubiera conseguido que la marina mercante italiana pudiera cumplir con las cuotas necesarias, se habría encontrado con la acumulación de recursos en los puertos debido a la falta de mecanización del Eje. Rommel contaba con apenas 6.000-10.000 camiones, un número apenas necesario para transportar sus recursos a largas distancias.
Si el Afrika Korps hubiera ganado en el Alamein, y alcanzado Oriente Medio, no sólo el cuerpo expedicionario se hubiera quedado sin gasolina en mitad de la nada, sino que tampoco hubieran podido transportar el petróleo iraní hasta Turquía.
Para ello era necesario diseñar la infraestructura necesaria, tener suficientes camiones, y otros factores. Además podría caber la posibilidad que los británicos hubieran destruido los pozos en caso de perder la guerra en África o que la URSS invadiese Oriente Medio para detener a Rommel.
Sin contar que nada habría impedido, que Estados Unidos, que acababa de entrar en la guerra a finales de 1941, hubiera puesto en marcha la Operación Torch sobre África, por lo que el frente africano estaría en serio peligro por la sobre-extensión de las unidades repartidas desde Irak y África occidental, a consta de quitar recursos en el frente soviético. Rommel era un buen general, uno de los mejores tácticos del conflicto. Pero en mi opinión, su estrategia era muy poco realista. La guerra en África estaba más que pérdida desde 1940, y lo que pudo hacer Rommel fue retrasar lo inevitable.
El Alamein: cuando se saboreó la victoria
Las fuerzas del Eje entraron en Egipto el 26 de junio de 1942. La marcha fue encabezada por los cuerpos italianos X, XX y XXI contra la Línea Matruh, y con el apoyo de las divisiones Panzer para envolver al VIII Ejército en un ataque en pinza, embolsando un gran número de británicos. Ante esta situación desesperada, el VIII Ejército de Auchinleck, aceptó que en el Alamein debían vencer o morir. La Primera Batalla del Alamein se realizó con un espectacular despliegue de unidades camufladas con el entorno, realizando combates encarnizados por avanzar o defender sus posiciones.
El XIII Cuerpo Británico retrocedió hacia Alam Halfa tras quebrar ante las unidades del Eje, las fuerzas neozelandesas fueron expulsadas de la carretera de Alejandría. El Afrika Korps había ganado el primer encuentro, y en estos momentos, la moral británica estaba por los suelos, sumado a la evacuación de El Cairo de los representantes de británicos. El propio Winston Churchill viajó hasta Egipto, incluso con su precaria salud tras haber sobrevivido a un infarto, para subir la moral de las tropas.
Sin embargo, el propio Rommel confiesa que, a pesar de la victoria, sus fuerzas se habían menguado, y estaban al límite de su situación. Dos meses después, sucedía la batalla de Alam Halfa, donde los británicos aprovecharon el elevado terreno. En aquellos momentos, el VIII Ejército estaba liderado por el mítico general Bernard Montgomery, que, tras una destacable planificación de engaño, ordenó una lluvia de artillería por la noche junto a un bombardeo de aviación por la mañana.
El Afrika Korps estaba a tan sólo 25 kilómetros de la capital de Egipto, cuando la 9ª División Australiana se movilizó contra el flanco más débil del korps, donde estaba situado el XXI Cuerpo Italiano, obligando a Rommel a replegarse y atrincherarse en El Alamein. En este punto, podría decirse que el germano tenía pocas esperanzas en ganar la batalla.
Poco después, Montgomery tomó la iniciativa con la Operación Bertram, donde movilizó a 195.000 soldados, 1.029 tanques, 2.311 piezas de artillería y 750 aviones, para expulsar a Rommel de sus posiciones. Pero Rommel ya había previsto esto, y había ordenado plantar los campos egipcios de minas como si fueran semillas, creando un gigantesco campo de 500.000 minas entre la costa norte sur del Mediterráneo y el Desierto de Qatara.
En la Segunda Batalla del Alamein, la artillería real hizo mella en las posiciones italogermanas, matando al propio general George Stumme, que había sustituido a Rommel cuando viajó a Alemania para entrevistarse con Hitler para que enviara más recursos a África. En estos momentos, las secciones mecanizadas de los Aliados habían penetrado en las posiciones enemigas, pero fueron detenidas por la 15ª División Panzer y la 90ª División Ligera.
Tras 24 horas de batalla, Rommel finalmente se puso al mando directo, y ordenó un contrataque con 370 tanques. En estos momentos, la situación logística había empeorado, con el hundimiento en el mediterráneo de muchos convoyes por culpa de la aviación de Malta, por lo que Rommel estaba ya mínimos de combustible suficiente para el viaje de regreso.
La segunda ofensiva británica fue más dura contra las exhaustas tropas del Afrika Korps, por lo que Rommel pidió permiso a Hitler de retirarse, pero se negó, por lo que tuvo que mantener la posición. Este error estratégico del Alto Mando Alemán permitió que los británicos cercaran al XX Cuerpo Italiano y a la División Blindada “Ariete”, destruyéndolas por completo. Rommel optó por desobedecer a Hitler, e inicio una retirada estratégica hacia Libia. La batalla se saldó con la pérdida de 35.000 hombres, 491 tanques, 254 cañones y 84 aviones, siendo la mayor derrota del Eje hasta ese momento.
El 8 de noviembre de 1942, el otro hora victorioso Afrika Korps huía a través del desierto en dirección a Libia, acosados por el VIII Ejército. Justo ese día, el ejército americano puso en marcha la Operación Torch, la invasión anfibia de Marruecos, provocando días después el colapso del ejército francés de Vichy. A partir de ese momento el Afrika Korps quedó sitiado en Túnez amparado en la Línea Mareth. Hitler había engrosado sus fuerzas, pero poco se pudo hacer y la insistencia de quedarse en el territorio en vez de preparar el terreno en Italia, permitió la pérdida de las mejores fuerzas de élite de Alemania, que hubieran sido vitales en Italia.
La guerra en África fue un despliegue propagandístico inglés, envuelto en historias que se propagaban por la madre patria a veces exagerando esta victoria cuando Alemania seguía teniendo mucha fuerza. Montgomery admiraba a Rommel, incluso sujetando en su tienda de campaña un retrato suyo. La figura del general germano responde a fines políticos del gobierno de Churchill, resaltando la imagen del caballero romántico del siglo XIX, que, por lo siguiente, tendió a sobrevalorar demasiado su figura como militar, ocultado todos los errores cometidos durante el teatro de operaciones.
Hoy sigue siendo un personaje querido por el público, por lo que la propaganda bélica tuvo su efecto con el paso de las décadas. En las batallas narradas hemos visto su gran temple ofensivo, incapaz de mantenerse a la defensiva, como bien hizo durante la Gran Guerra en los Alpes, donde casi hubiera conseguido llegar a Roma. Rommel es una especie de Napoleón del siglo XX, ofensivo y determinado, jugando sus cartas, pero a nivel estratégico deja mucho que desear, entre decisiones que hubieran sido mejor tratadas, o su fantasmagórica idea de llegar hasta Irán para abrir otro frente soviético y amenazar al mismo tiempo la India, algo que como sabemos, era técnicamente imposible.
Bibliografía
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